Entradas

Mostrando las entradas de marzo, 2015

Sensualidad tormentosa

Imagen
Labial rosa brillante; Absolutamente carnal y estrechos Labios mendigos y simples. Tientan a marineros y soldados Que marchan a la guerra, con hombres Llenos de lujuria y ambición plena. Al morderte ¡Oh, al morderte! Deseo puritano alejado de lo nimio, Llena de amores a santiamén Gozando de su sensualidad hecha trasnocho. Suspirando sin quejas estoy por estas ninfas mortales Hechas tormentas salvajes. Ahogada estas amada en sueños rotos, Ahogada estas en las sombras. Alimentarias a un pueblo entero con un beso, Enamorarías tanto a hombre como mujeres. Vuestra sensualidad hecha oro Te confundiría con una diosa tallada en piedra.

Tantos, todo.

Imagen
Tantas casas a la par desperdiciando tanto espacio en tantos lugares del mundo. Es extraño ver tantísimas personas en tantos lugares irguiendo columnas para construir hogares en tan poco tiempo. Tantos caras en tan diminuto espacio me recuerda a todas las colonias de hormigas en todos los rincones del mundo; labrando un mejor hogar para tantos individuos. Lo contradictorio de todo esto es ver tantas personas en tantos lugares siéndose indiferentes; construyen un panal para un mismo propósito y ni siquiera cruzan por un segundo la mirada. Nos necesitamos, pero por tanto tiempo nos miramos los unos a los otros como un racista mira un color de piel distinta o cuando alguien mira a algún lisiado que va por la calle. Hemos fallado como “cristianos”, incluso como “no creyentes”, hemos muerto sin algún motivo en el corazón. El problema en cuestión, es que cada uno de nosotros ha contribuido a formar aquella pequeña protección llamada: escudo hipócrita. Desde chicos nos condicionan, s

La madrugada de la locura

Imagen
     Abrir los ojos, bostezar, recobrar la vigilia es un proceso frustrante. Decido levantarme en posición de 90 grados sobre mi colchón ortopédico, el cual me destroza la columna mientras al mismo tiempo la ajusta. Es algo refrescante y dolorosamente contradictorio. Paso mi mano derecha sobre mi cabeza para alizar mi cabello sin que aun todavía mis ojos se adapten a las penumbras de mi habitación. Mis ojos parpadean a la velocidad en la que un caracol surca cinco centímetros de distancia. Golpeo suavemente mis mejillas para recobrar conocimiento pues este estado nunca ha favorecido mi humor y me saca de mis casillas. Destapo mis pies algo tibios pero entumecidos de debajo de las cobijas, esas cobijas que compro mi madre en aquella excursión a Perú, eran cálidas, esponjosas, confortables como un abrazo de la persona que amas, transmitían el amor con que fueron elaboradas, compradas y obsequiadas. Comienzo bajando de forma automatizada mi pie izquierdo, dicen que es una mala manera de

Política sin tocar el tema. (Playlist)

Imagen