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Mostrando las entradas de 2014

Tiempo al tiempo

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¿Es que aún no te lo he dicho?  Puedo leer tu mirada. Me ha dicho qué te mientes al espejo y al mirar al móvil. Qué sabes lo que estoy pensando y que puedo leer tu mente. Pero sobre todo sigues mintiéndote por terror, angustia y otras afecciones; te lastimas a ti y a nadie más. Aunque ese siempre fue tu deseo, el de tu corazón y el de tu alma. Martirizarte, mi niña, no responde nada, lucha como un tigre de bengala, vuela alto como águila calva, pues de garras se te ha dotado y de magma ardiente están hinchadas tus venas. ¿Qué sera de mi? ¿A eso te refieres? Pues nada, aun vivía antes de conocerte, puedo seguir sufriendo otra eternidad sin haberte amado como se debe. ¿Estaré bien? ¿Qué por qué me rindo tan fácil? Vuelvo y repito, estaré bien respirando y viviendo ¿Con eso no te basta? Y por cierto, no es cuestión de rendirme o huir como crió asustadizo. La cuestión es que nos conocimos muy pronto... o tal vez mucho después.

Recuerdos de un ayer ( Allí, donde mueren las musas )

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Tras el gris laberinto abandonado, el cual se encuentra lleno de marcas amarillentas para guiar nuestras partidas e indicarnos el camino correcto. Paso tras paso contando zancadas graciosas y un poco apresuradas, abrigando mis manos en los bolsillos de mi suéter, divagando al mismo instante en todo nuestro tiempo imperfeto, quebradizo, suelo sacudir la colilla de un Malboro deseando que los recuerdos se reduzcan cuales cenizas joviales y agonizantes. Mil cuatrocientos setenta y tres. Av. Jean Jaurès. Aun te recuerdo. Aquellos días simples y llenos de gracias bastaron para consagrarte en cada una de mis células. Te recuerdo llena de gracias, paz y tristeza metafórica; vacía y tan llena al mismo tiempo, incomprendida y amada en un solo instante, viva y agonizante cual colilla frágil pendiendo de mis labios y observada, siempre tan observada al momento de tocar aquel laberinto gris desagraciado. Paro, mis labios arden pues la agonía de no decirte que te amé quema más que este Malboro

Luz celeste

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Extraño seria no comparadle por vuestro nombre si cada rincón por el que se asoma su exquisita presencia se ve iluminado de una manera tal que el sol temblaría de pánico al conocerte definitivamente, la luna se sumiría en histeria cuando al fin pueda tu rostro asomar por el balcón a respirar un nuevo mundo; nadie sabe que pasara después, pues  me es inconcebible que no sea de un carácter salvaje e impredecible como vuestra madre.  Hablando de familia, nueva aurora. No quiero pensar en el infierno desatado por el padre al comprender que algún día dejara de ser el hombre de tus ojos, que vuestra boca por fin tengan dueño, los suspiros escapen de vuestra alma por algún amor incomprendido y doloroso. Veo dolor anticipado en aquel frágil hombre que por culpa del destino te ama tanto o más que al Dios en que ha depositado su confianza. Para ti, mi niña iluminada, de labios propensos al suspiro de almas corrompidas, de ojos amargos como el café a la media noche, piel sincera y perfecta.

Cantos anacoretas

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Barrutar canguelo en el crepúsculo, Abisal silbido atrona en la arboleda Esencia del hombre solitario. Cabalga desmesuradamente al mar Para no contemplar espantos. Pudiese sonar absurdo el relato inmemoral Acudir al vacío y confirmadlo, Pues de tinieblas reverberante que inmuta Pensamientos solemnes y vacuos Fornican en el entendimiento del alma. Alimaña purulenta compugida ¿Te encuentras singular en el anhelo? Apenado estoy de no poder auxiliar Vuestra esencia sombría del redentor;  Es cruel, salvaje y pérfido e infecto. Lamentos mil llenos de pesar, Deseo ser comprendido por el humano, Lleno de mortalidad y pensamientos Descompuesto en moralidad, Lamentando lo que pensamos; Discernir sobre lo amado.

Monologo escarlata (Parte I)

     Buenas noches. No, no, hables… espera un momento y no lo arruines aun cariño. Si, sé que te encuentras en una posición corporal un poco extraña, déjame aliviar un poco tu incomodidad. ¿Te encuentras mejor de pie? ¡Alto! No, no hables. Debes saber qué hace una hora en el bar te lo he advertido. Te dije que antes de venir a mi hogar debías saber que tengo unos gustos muy extraños y bruscos en la cama. Aun así accediste.      No trates de hablar corazón no vale la pena; el único sonido que quiero escuchar son gemidos tántricos, pues hoy no hay penetración. Muerde un poco más la mordaza, eso hará que tu boca pueda soportar todo este tiempo con esa esfera roja dentro de ella.       Vamos… No te quejes. He liberado un poco la presión de las trincas que sujetan tus tubillos y muñecas ¿Acaso no estás un poco más cómoda así? ¿Estar de pie no hace más llevadera la situación actual? Espera un momento, iré por unos amigos.      En tus ojos noto una pregunta: ¿Para qué son aquell

Mochilero (Parte IV: Destinos entrelazados)

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Balakrishna, aquel hombre misterioso resultaba ser nada menos que el hijo adoptivo de Darío Navarro, a quien otorgo el apellido familiar. ¿Balakrishna, ayudo a Darío? Supongo que esto cada vez se vuelve menos extraño y desenmarañado, si es que alguna vez lo fue. Tiendo a perderme algunas veces, admito. Luego de aquella pequeña platica de presentación, Balakrishna, me ofreció pasar a su casa. Todo el interior era exactamente igual al exterior, era algo extrañamente encantador; muy hogareño. -        Puede esperarme un momento.- Se disculpó con aquel extraño acento sacado viejas películas indias traducidas al español. -        ¡Vamos! Después de todo esta es vuestra casa.- Sonreímos unos instantes mientras Balakrishna se retiraba a la habitación contigua. Mis ojos no se acostumbraban a aquel extraño pero acogedor lugar. La luz era algo tenue pues la única entrada de luz provenía de un tejado de zinc casi trasparente. Parecía que en aquel lugar nunca hubiera cambiado nada d

Adiós, es hora de que despierte

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Oí una vez que las musas no son para tenerlas cautivas y poseerlas, son para dejarlas libres y sufrir por ellas viendo sus sonrisas angelicales. Nada más cierto que esto jamás pudo ser dicho, escrito o intuido. De aquella pequeña creatura, y no quisiera mentirles, recuerdo todo en absoluto. Se convirtió en mi musa, mi doncella de cuentos, mi estrella a 873 años luz; inalcanzable y majestuosa como ninguna y como cualquier otra musa. Para mí alma, nunca habrá espacio en su corazón y tampoco espero que algún recuerdo vago de este servidor se aloje en su memoria. El solo imaginarla siendo feliz me produce esperanzas, alegría. Me renueva el corazón frío y oscuro. El pensar que sufre solo desata ira, pero no llena de maldad, si no llena de protección. Me hace sentir un caballero el solo pensar que haría por ella para verla feliz e imperturbable. La he visto reír tantas veces a lo lejos y tan cerca, solo pensando en sus labios para poder besarlos ¡PERO NO! ¡NO PODRÍA AMIGOS MIOS!

Silencio

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Me reservo comentarios de la vida, pues no he terminado de vivirla. Me reservo comentarios del amor y del odio pues ambos son amantes. Me reservo anécdotas de mi persona pues solo para alguno importo. Me reservo la ambición, la lujuria y la bondad, pues no las desconozco. Me abstendré de soñarte, pensarte y hasta siquiera mirarte pues no creo que pueda existir tranquilo apaciguando cada día mi temor a amarte.

Un deseo tan profundo que llenaría de celos al mar

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Una frase escuché alguna vez, años atrás, siglos atrás… ¿O tal vez solo fue ayer?  En esta una verdad se ocultaba “Un deseo tan profundo que llenaría de celos al mar”. Puede que sea solo una fuga de amor en aquel  virtuoso de orador, que recito frente a mí aquel verso, pues, es como el agua.  Fluye, desborda y acaricia. Podría estar equivocado, y tal vez solo sea deseo carnal desenfrenado, sin límites y algo caliente, como el vapor.  Se expande, circula y mimetiza. Esta frase solo llena mi mente de caricias, besos y amor. Tanto como de muerte, tristeza y soledad. ¡Maldito seas! confundes a mi mente y mi corazón, ruin señor. ¿Cómo podría esta oración resguardar ambos sentimiento? ¿Mi análisis no es el suficiente y tal vez soy un escucha arcaico, tosco… normal?  ¿Sera otra manera de pensar más allá de lo terrenal? Pues bien. Seré franco. Esta frase solo es amor puro, sin desteñir, algo frágil y brillante, pues así debería de ser. Amar implica el arte, los sueño, la a

Carta: Pequeños extractos de una memoria desplazada

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Tiempo atrás, en algún lejano momento ya muy distante. Observaba tu sonrisa mientras ignoraba que reconocías mi existencia muy peculiar. Solía pensar en tu sonrisa y admirar tu belleza particular; jamás tuve el valor siquiera de hacer un comentario. Solo pasaba mis tardes cazando algún momento donde poder cruzar miradas.   ¿Creerías que los momentos hubieran sido diferentes si fuéramos adelantado el ahora? Años después me sorprendió el encontrarte; al instante no pude reconocerte. Rayos, tu belleza crece en forma descomunal. Fingía demencia pues no quería arruinar el momento. Llámalo amnesia, tonterías o solo parte de la realidad. No quería arruinar ya una amistad, tampoco romper corazones, el tuyo y el de aquel momento el de que ahora es una muy buena amiga. Miradas, sonrisas, conversaciones tontas que nos hacían gracia. Momentos cuantitativamente perfectos. De alguna manera, dentro de mí, empezaron a reorganizarse algunos sentimientos encontrados. Podría decir que empezó a

Involución

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-           Es bueno verte tan animado, Frank-. Comento Nigel. -           ¡Vamos! Solo deja el dinero en la mesa y vete ¿Esta bien? Frank Rivers, solía ser un buen muchacho, uno de esos muchachos de buen corazón, agradable, algo tonto; se podría decir incluso que era una buena persona.  Es atlético, algo fibroso, pero no delgado. Tiene un peinado característico, del tipo de empresario ricachón; cabello engominado peinado hacia atrás. Suele donar dinero a la caridad, comer sano, entrenar y practicar poesía gótica.  Tres días a la semana Frank desaparece de su vida. Su familia, amigos, estudios. Son necesidades mayores. Él diría algo por el estilo. Nigel Colmenares, es algo regordete, despistado, impulsivo y muy extrovertido. Lleva peinado afro y aretes en túnel. Ni su mejor amigo, Frank, sabe más de él que esto. Ambos son chicos; jóvenes tratando de vivir en su propio mundo apartado del sistema.  Solían jugar en el bosque luego de salir de la universidad. -           Vamos,

Normalidad

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    Superlativamente a la complejidad del asunto en cuestión, Sharon bebía una taza de café como siempre lo hacía. Molía lo granos de café ya tostados, hervía el producto en cuestión, colaba aquella pequeña y espesa sopa marrón, servía en una taza de corazones, agregaba leche y cinco cucharadas de azúcar. Sus mañanas, aquellas que tenía libre puesto que no trabajaba días corridos, se desenmarañaban en pequeños deleites y gustos: Seleccionar un libro, el cual escogía meticulosamente según su estado de ánimo, pasear en bicicleta; solo si en sus huesos se acumulaba el terror del homo sapiens  sedentario, rasguear algunos acordes en aquella polvorienta pero hermosa guitarra electro acústica el cual variaba entre tres tonalidades de marrón, pensar en algunos temas de conversación para entretenerse con sus colegas.     Sharon, alegremente pensaba demasiado. En su pequeña cabeza cubierta por rizos ondulados con una combinación de rojo y amarillo ceniza, evocaban pasados, llamaban futuros,

Mochilero (Parte III: Sorpresas)

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Luego de dos semanas de viaje, pude completar aquel libro misterioso, lleno de señalamientos, direcciones, nombres entre otras cosas. Era el diario de Darío Navarro; al menos eso decía el grabado que se encontraba en la primera hoja. Entable amistas con el chef y algunos ayudantes. Estaban asombrados por la cantidad de determinación de mis acciones o mi “lucuria” como solían llamarle. Tal vez estén en lo cierto y este inmerso en una “lucuria” pero ¿Qué más da? Al fin y al cabo es mi viaje. A mí llegada a Mumbai, algo agitado, mareado, aturdido por el cambio horario y otros síntomas de viajes largos, me despido de mis nuevos amigos añorando a los que he dejado atrás. Paseando por las calles costeras observo muchas tiendas de chucherías y baratijas. Todo es colorido, las personas, los atuendos, las especias, los animales, los hogares, las tiendas. Me encuentro abrumado pues a lo lejos lo absorbía una sociedad más actual, mucho más moderna. Me recuerda un poco a aquellas postales de In

Penumbras

-           Miguel: Hola-. Noto su voz algo agitada-. ¿Te puedo ayudar en eso? -           Patricia: Hahahaha, siempre tan elocuente Miguel-. Acoto con un tono algo cansado. -           Miguel: ¿Cómo te encuentras, Patricia? -           Patricia: Ta vez, desprevenida, tomada por sorpresa por alguien que sabe cada movimiento que ejecuto. -           Miguel: ¿Hablamos de ajedrez, backgammon, guerra, o sexo? -           Patricia: ¿Hay alguna diferencia contigo, Miguel? Tarde o temprano te sales con la tuya y termino masturbándome gracias a ti-. Reímos unos instantes.   -           Miguel: ¿De qué me hablas? ¿No te habrás confundido de persona? Hahahahaha.   -           Patricia: No te hagas el difícil-. Silencio de 10 segundos-. Rayos… esta vez fui yo la que comenzó todo. -           Miguel: No me digas que te ha gustado lo de la última vez… -           Patricia: Miguel, fue algo distinto… solo eso. Se notaba en su voz la mentira. -           Miguel: ¿Acaso no te ha g

Amando la oscuridad

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   2:30a.m y conciliar el sueño es una absoluta pesadilla; no poseo aquel hermoso cansancio que aparece a media noche, mis parpados no están agotados y mi mente sigue tan concentrada y lucida como al medio día. Deseo descansar pero mi cuerpo no me lo permite, quiere seguir en movimiento perpetuo, como un trabajador de cantera.    Pasadas las 2:45a.m el rastro existente, si es que alguna vez lo hubo, desaparece ipso facto. Mi mente comienza a divagar y desvariar; es hermoso que estos momento me hagan pensar de maneras a las que algunas personas no tienen acceso, el solo pensarlo hace sentirme único, nostálgico y algo agobiado.    Tres en punto ante merídiem, una habitación gris, crepuscular, tibia y muerta son mi única compañía, podría leer, pero mi mente no se concentra ahora, ¿Observar la televisión? De nada serviría solo “estupideces” y obscenidades algo lúgubres son destacadas a estas horas. Mi cuerpo entumecido por  el desvelo sigue sin cansancio, solo algo rígido por la f