Penumbras

-          Miguel: Hola-. Noto su voz algo agitada-. ¿Te puedo ayudar en eso?
-          Patricia: Hahahaha, siempre tan elocuente Miguel-. Acoto con un tono algo cansado.
-          Miguel: ¿Cómo te encuentras, Patricia?
-          Patricia: Ta vez, desprevenida, tomada por sorpresa por alguien que sabe cada movimiento que ejecuto.
-          Miguel: ¿Hablamos de ajedrez, backgammon, guerra, o sexo?
-          Patricia: ¿Hay alguna diferencia contigo, Miguel? Tarde o temprano te sales con la tuya y termino masturbándome gracias a ti-. Reímos unos instantes.  
-          Miguel: ¿De qué me hablas? ¿No te habrás confundido de persona? Hahahahaha.  
-          Patricia: No te hagas el difícil-. Silencio de 10 segundos-. Rayos… esta vez fui yo la que comenzó todo.
-          Miguel: No me digas que te ha gustado lo de la última vez…
-          Patricia: Miguel, fue algo distinto… solo eso. Se notaba en su voz la mentira.
-          Miguel: ¿Acaso no te ha gustado que te hiciera masturbarte en el baño mientras tu familia compartía en la sala?
-          Patricia: ¡CALLA!... No te hagas el Don Juan, El Casanova. No te queda muy bien esos personajes.
-          Miguel: Pero si me quedaría muy bien vuestra sabana en los tobillos mientras estoy sobre ti ¿No?
-          Patricia: Para ya… no… no caeré en tu juego. No es justo que tú, frio como una roca, mientras yo… yo sea el Niagara.
-          Miguel: ¿Quién dice que de este lado de la línea no pasa algo?
-          Patricia: No me consta. Podrías mandar al menos unas fotillos ¿No?-. Me encanta cuando se estremece de esta forma del otro lado del móvil.
-          Miguel: ¿Fotillos? ¿Alguien tiene ganas de ponerse sucia o solo fue un parecer?
-          Patricia: Tómalo como quieras, Miguel. Debes estar algo empalmado de todas maneras.
-          Miguel: Y por tu puesto algo juguetón… nunca olvides lo juguetón. Mi nabo está floreciendo, Patricia. Deberías verlo… pareciere que mencionara vuestro nombre.
-          Patricia: Hermosa imagen mental, Miguel, ¡BRAVO! Imagine tu champiñón creciendo rápido entre mis manos.
-          Miguel: ¿Si? Qué raro… lo imagine siendo regado por ti. ¿Si sabes a que me refiero?
-          Patricia: ¿No hoz ha dicho vuestra madre que mientras el chiste es más explicado, pierde la gracia? Pero si, Miguel. He entendido. Algo muy encantador de tu parte.
-          Miguel: Patricia, ¿Qué esperamos? Existen las ganas, no hay cientos de kilómetros entre nuestros apartamentos. ¿Qué me dices?
-          Patricia: En este momento seria excelente ¿Sabes? Solo nos queda terminar este juego por culpa de la hora. ¿No te parece gracioso?
-          Miguel: Vamos, Patricia. Déjame escuchar cómo te masajeas, debes lucir como Dj de los 70’.
-          Patricia: Graciosillo… espera...-. Un sonido gomoso, algo acuoso. ¿Podría ser algo “jugoso”? Rayos.
-          Miguel: ¿De verdad esa es Doña Almeja? Creo que le ha inundado la pieza, Señora cacera.
-          Patricia: Baboso, deja que salude Oso… quisiera escucharlo-. Bajo mi zip, algo tembloroso, deslizo los calzoncillo agitadamente mi entras siento un escalofrió recorrer mi estómago. Tres toque sobre la superficie del móvil. Ella entendería ese sonido.
-          Patricia: ¡VAYAAAAA! Alguien esta alegre de escuchar mi voz, al menos.
-          Miguel: Vamos, no fanfarrones que si al igual que yo tuvieras un pollon, que se te empalma igual.
-          Patricia: Hahahaha, más acertado no podrías estar, Miguel-. Un sonido extraño para ella cuela desde el mi lado-. ¿Qué fue es sonido, Miguel? ¿Hay alguien allí contigo?
-          Miguel: Vamos, Patricia. ¿Estás paranoica? Calma esa histeria.
-          Miguel: Sigamos en lo nuestro, que nadie puede interrumpir lo que está sucediendo-. Ella al igual que ustedes ignoraba (al menos ese fue mi objetivo) mi intensiones.
-          Miguel: No me digas que el estrés te ha dejado fría…
-          Patricia: Al contrario, ya sabes que me gusta sentirme algo expuesta… por un momento casi he llegado.
-          Miguel: Bravo, mientras, yo, solo acaricio al nomo agregando un poco de firmeza. Si conocerte, él te extraña y te anhela.
-          Patricia: Vamos, no comiences… no… esta vez no harás que salga la puerca.
-          Miguel: Cuéntame… Describe la forma en que te acaricias ese coñito, mientras acaricias al mismo tiempo tu sótano-. Segundo de silencio, suspiros y uno que otro gemido apaciguado contesta.
-          Patricia: Rayos, Miguel… No aguanto más, joder… Quiero que me tomes. Es difícil desear algo que probablemente no suceda. Es injusto que mi morbo, mi deseo y mi lujuria sea más grande que la vuestra.

-          Miguel: Joder, Patricia. Abre la jodida puerta de una vez. El frio de la madrugada esta arrasador y mi hongo va a explotar si no te siente.  


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