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Mostrando las entradas de septiembre, 2014

Cantos anacoretas

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Barrutar canguelo en el crepúsculo, Abisal silbido atrona en la arboleda Esencia del hombre solitario. Cabalga desmesuradamente al mar Para no contemplar espantos. Pudiese sonar absurdo el relato inmemoral Acudir al vacío y confirmadlo, Pues de tinieblas reverberante que inmuta Pensamientos solemnes y vacuos Fornican en el entendimiento del alma. Alimaña purulenta compugida ¿Te encuentras singular en el anhelo? Apenado estoy de no poder auxiliar Vuestra esencia sombría del redentor;  Es cruel, salvaje y pérfido e infecto. Lamentos mil llenos de pesar, Deseo ser comprendido por el humano, Lleno de mortalidad y pensamientos Descompuesto en moralidad, Lamentando lo que pensamos; Discernir sobre lo amado.

Monologo escarlata (Parte I)

     Buenas noches. No, no, hables… espera un momento y no lo arruines aun cariño. Si, sé que te encuentras en una posición corporal un poco extraña, déjame aliviar un poco tu incomodidad. ¿Te encuentras mejor de pie? ¡Alto! No, no hables. Debes saber qué hace una hora en el bar te lo he advertido. Te dije que antes de venir a mi hogar debías saber que tengo unos gustos muy extraños y bruscos en la cama. Aun así accediste.      No trates de hablar corazón no vale la pena; el único sonido que quiero escuchar son gemidos tántricos, pues hoy no hay penetración. Muerde un poco más la mordaza, eso hará que tu boca pueda soportar todo este tiempo con esa esfera roja dentro de ella.       Vamos… No te quejes. He liberado un poco la presión de las trincas que sujetan tus tubillos y muñecas ¿Acaso no estás un poco más cómoda así? ¿Estar de pie no hace más llevadera la situación actual? Espera un momento, iré por unos amigos.      En tus ojos noto una pregunta: ¿Para qué son aquell

Mochilero (Parte IV: Destinos entrelazados)

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Balakrishna, aquel hombre misterioso resultaba ser nada menos que el hijo adoptivo de Darío Navarro, a quien otorgo el apellido familiar. ¿Balakrishna, ayudo a Darío? Supongo que esto cada vez se vuelve menos extraño y desenmarañado, si es que alguna vez lo fue. Tiendo a perderme algunas veces, admito. Luego de aquella pequeña platica de presentación, Balakrishna, me ofreció pasar a su casa. Todo el interior era exactamente igual al exterior, era algo extrañamente encantador; muy hogareño. -        Puede esperarme un momento.- Se disculpó con aquel extraño acento sacado viejas películas indias traducidas al español. -        ¡Vamos! Después de todo esta es vuestra casa.- Sonreímos unos instantes mientras Balakrishna se retiraba a la habitación contigua. Mis ojos no se acostumbraban a aquel extraño pero acogedor lugar. La luz era algo tenue pues la única entrada de luz provenía de un tejado de zinc casi trasparente. Parecía que en aquel lugar nunca hubiera cambiado nada d

Adiós, es hora de que despierte

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Oí una vez que las musas no son para tenerlas cautivas y poseerlas, son para dejarlas libres y sufrir por ellas viendo sus sonrisas angelicales. Nada más cierto que esto jamás pudo ser dicho, escrito o intuido. De aquella pequeña creatura, y no quisiera mentirles, recuerdo todo en absoluto. Se convirtió en mi musa, mi doncella de cuentos, mi estrella a 873 años luz; inalcanzable y majestuosa como ninguna y como cualquier otra musa. Para mí alma, nunca habrá espacio en su corazón y tampoco espero que algún recuerdo vago de este servidor se aloje en su memoria. El solo imaginarla siendo feliz me produce esperanzas, alegría. Me renueva el corazón frío y oscuro. El pensar que sufre solo desata ira, pero no llena de maldad, si no llena de protección. Me hace sentir un caballero el solo pensar que haría por ella para verla feliz e imperturbable. La he visto reír tantas veces a lo lejos y tan cerca, solo pensando en sus labios para poder besarlos ¡PERO NO! ¡NO PODRÍA AMIGOS MIOS!

Silencio

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Me reservo comentarios de la vida, pues no he terminado de vivirla. Me reservo comentarios del amor y del odio pues ambos son amantes. Me reservo anécdotas de mi persona pues solo para alguno importo. Me reservo la ambición, la lujuria y la bondad, pues no las desconozco. Me abstendré de soñarte, pensarte y hasta siquiera mirarte pues no creo que pueda existir tranquilo apaciguando cada día mi temor a amarte.

Un deseo tan profundo que llenaría de celos al mar

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Una frase escuché alguna vez, años atrás, siglos atrás… ¿O tal vez solo fue ayer?  En esta una verdad se ocultaba “Un deseo tan profundo que llenaría de celos al mar”. Puede que sea solo una fuga de amor en aquel  virtuoso de orador, que recito frente a mí aquel verso, pues, es como el agua.  Fluye, desborda y acaricia. Podría estar equivocado, y tal vez solo sea deseo carnal desenfrenado, sin límites y algo caliente, como el vapor.  Se expande, circula y mimetiza. Esta frase solo llena mi mente de caricias, besos y amor. Tanto como de muerte, tristeza y soledad. ¡Maldito seas! confundes a mi mente y mi corazón, ruin señor. ¿Cómo podría esta oración resguardar ambos sentimiento? ¿Mi análisis no es el suficiente y tal vez soy un escucha arcaico, tosco… normal?  ¿Sera otra manera de pensar más allá de lo terrenal? Pues bien. Seré franco. Esta frase solo es amor puro, sin desteñir, algo frágil y brillante, pues así debería de ser. Amar implica el arte, los sueño, la a

Carta: Pequeños extractos de una memoria desplazada

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Tiempo atrás, en algún lejano momento ya muy distante. Observaba tu sonrisa mientras ignoraba que reconocías mi existencia muy peculiar. Solía pensar en tu sonrisa y admirar tu belleza particular; jamás tuve el valor siquiera de hacer un comentario. Solo pasaba mis tardes cazando algún momento donde poder cruzar miradas.   ¿Creerías que los momentos hubieran sido diferentes si fuéramos adelantado el ahora? Años después me sorprendió el encontrarte; al instante no pude reconocerte. Rayos, tu belleza crece en forma descomunal. Fingía demencia pues no quería arruinar el momento. Llámalo amnesia, tonterías o solo parte de la realidad. No quería arruinar ya una amistad, tampoco romper corazones, el tuyo y el de aquel momento el de que ahora es una muy buena amiga. Miradas, sonrisas, conversaciones tontas que nos hacían gracia. Momentos cuantitativamente perfectos. De alguna manera, dentro de mí, empezaron a reorganizarse algunos sentimientos encontrados. Podría decir que empezó a