Carta: Pequeños extractos de una memoria desplazada
Tiempo
atrás, en algún lejano momento ya muy distante. Observaba tu sonrisa mientras
ignoraba que reconocías mi existencia muy peculiar.
Solía
pensar en tu sonrisa y admirar tu belleza particular; jamás tuve el valor
siquiera de hacer un comentario. Solo pasaba mis tardes cazando algún momento
donde poder cruzar miradas. ¿Creerías
que los momentos hubieran sido diferentes si fuéramos adelantado el ahora?
Años
después me sorprendió el encontrarte; al instante no pude reconocerte. Rayos,
tu belleza crece en forma descomunal.
Fingía
demencia pues no quería arruinar el momento. Llámalo amnesia, tonterías o solo
parte de la realidad. No quería arruinar ya una amistad, tampoco romper
corazones, el tuyo y el de aquel momento el de que ahora es una muy buena amiga.
Miradas,
sonrisas, conversaciones tontas que nos hacían gracia. Momentos
cuantitativamente perfectos. De alguna manera, dentro de mí, empezaron a
reorganizarse algunos sentimientos encontrados.
Podría
decir que empezó a ser esto, que es incierto, luego de recolectar coraje y
pedir tu número aquella tarde. Solo te limitaste a sonreír.
A
partir de aquel momento conocí tu interior, gustos, humor, prejuicios. Podría
decir que conocí tu más profundo ser.
Reconocí que no solo tenías belleza exterior, sino que interior a igual medida.
Conversaciones
telefónicas nocturnas, revelaron para mí lo que podría, como el santo grial de
los secretos, hacer feliz a cualquier persona. Reciprocidad en lo que siente.
Nos
contamos los secretos que llevábamos muy por dentro y fui feliz, sabiendo que
todo era cierto.
Todo
parece perfecto hasta ahora.
Dudas,
corazones lastimado… aunque de eso hemos hablado, sobre sale un optimismo de tu
parte. Calienta mi corazón y ablanda mis penurias.
Seguiré
pensando en ti mientras escriba; seguiré pensando en tu sonrisa mientras vivas.
De alguna manera haré que me quieras queriéndote o queriéndonos querernos, y
aunque ya vera que si de nada sirvió este trabalenguas pues rezare por qué mis
actos lleguen a ti e invadan tu conciencia. Pues todos podemos hablar y 1
acción vale más que mis palabras. Todo esto es irónico viniendo proviniendo de
alguien que escribe.
Tal
vez esta carta, podría llamarla “Pequeños extractos de una memoria desplazada”
pero pondré tu nombre pues es a ti a quien pertenece. Me has hecho dudar hasta
de la realidad y seguir pensando en mi presente, has podido hacer que la bestia
en mí, caiga rendido con simplemente estar presente.
Gracias.
Comentarios
Publicar un comentario