Abierto a posibilidades


Eran las dos de la tarde y ya el peso del día estaba arruinando mi cuello. No podía pensar en otra cosa que llegar a casa, darme una ducha y dormir. Aún faltaba media jornada para irme así que me concentre en teclear lo último que quedaba del trabajo del día.

  •     Carlos, te buscan en la oficina del jefe.- Sentí de repente una voz mientras tocaban mi hombro.


Era Irene, la pasante de recursos humanos. Le di las gracias con una sonrisa mientras me levantaba casi de un brinco ¿De la oficina del jefe? Si era por la contabilidad de mes pasado, el retraso fue culpa de Ángel porque “las revisiones no cuadraban” por eso no debería preocuparme ¿Pero llamarme directo a la oficina?

Allí me encontraba, saliendo de la oficina de contaduría con veinte cubículos y veinticinco personas concentradas en trabajar y actualizar los chismes del día, así que salí al pasillo, llamo al ascensor y subo al último piso ¿No había má
s ego en eso?

La puerta de la oficina del jefe era de un color rojo con detalles asiáticos en dorado. No sabía que pensar, podría ser un acenso o algo relacionado con las quejas que entrego semanalmente por la máquina de café descompuesta que aparte de no hacer su cometido, nadie lava, cambia o arregla.

  •     Buenas tardes jefe ¿En qué puedo ayud…- Un escalofrío recorrió mi columna. Estaba en su silla con la garganta abierta; solo había sangre en el piso, en la mesa y la ventana a su izquierda.


No pude creer la escena. Di dos pasos atrás al instante y cerré la puerta frente a mí. Entre nuevamente, allí estaba, no fue mi imaginación. Corro al teléfono sobre el escritorio y de inmediato llamo a seguridad y luego a la policía.

  •    Soy el detective Marco, un placer.- Me dijo el hombre de camisa blanca a cuadros negros de bigote al estilo de Salvador Dali con el cabello engominado hacia atrás y una chaqueta guindando del brazo izquierdo media hora después de mi llamada a la policía.


Era alto y delgado ¿Me pregunto si dibujara también? Yo estaba en el pasillo a un lado de la puerta de la oficina del ¿Ex jefe? Fumaba un cigarrillo mentolado y agitaba mi pierna derecha como loco o epiléptico.

  •      Sí, soy Carlos, un gusto, fui yo quien llamo.- Le dije mientras me levantaba y apagaba el cigarrillo con el pie.


Nos dimos la mano y me informo que debía acompañarlo para responder unas preguntas. Vi hombres entrar a la oficina, acordonar, tomar fotos, buscar huellas y revisar hasta el cesto de la basura, todo mientras nos dirigíamos a la sala de juntas del edificio justo frente a la oficina de asesinato.

  •      ¿Qué lo llevó a la oficina de su jefe? ¿Con quienes hablo antes? ¿Cuánto tiempo tardo antes de llegar allí? ¿Tardo para reaccionar y llamarnos? Y ¿Tienes más cigarrillos?- Me bombardeo apenas cerró la puerta de aquel lugar.
  •      Una supuesta llamada del jefe, Irene la pasante, creo que casi un minuto y siempre llevo conmigo un solo cigarrillo para fumarlo en la plaza frente el edificio luego de salir del trabajo.- No me apresure al contestar, había algo en ese extraño hombre y su sonrisa en ese momento que me tranquilizaba.


De repente me recordó a mi hermano pequeño esa cara falsa de tristeza que supongo fue por lo del cigarrillo. Sentado en esa mesa ovalada giro de un lado al otro, algo pensativo, se detuvo mirándome y saco dos cigarrillos de uno de los bolsillos de la chaqueta sobre la mesa.

“Disculpa solo quería uno mentolado” me dijo al entregarme uno y ofrecerme fuego. Pregunto si Irene era de cabello negro hasta la mitad de la espalda “¿Cómo lo supo?” Salte de inmediato como alguien a quien acaban de adivinar una carta en un truco de magia.
  • Lo siento, tengo un audífono-micrófono en la oreja y mi asistente está viendo las cámaras de seguridad ¿Sabías que todo este piso solo tiene aquí, la sala de descanso y el pasillo que apunta a solo los lugares mencionados? La puerta del ascensor se ve y es el único acceso a este piso pero no hay nada de quien entra y sube a la oficina del jefe.
  • Sí, me parecía extraño, pero mencione que todo “pez gordo” necesita ciertas privacidades para “secretarias” que no quieren llamar la atención. Comenzó a reír en carcajadas y luego paro para volver a preguntar.

  •     ¿Qué hacen exactamente en esta empresa? ¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí? ¿Por qué estás tan tranquilo cuando acabas de ver un cadáver en el lugar que trabajas y eres el único en cámara a parte del jefe que vino a este lugar?- Dijo con una mirada fría, el entrecejo unido y su mano en la oreja.


Le conteste que hacía ya dos años que trabajaba en esta empresa que administra un conjunto de otras relacionadas con construcción, remodelación, diseño y venta de propiedades, y soy, bueno, era soldado.

  •     Entonces ¿Soldado? ¿Cuántos cadáveres ha visto para ya no sorprenderse?- Apago en cigarrillo en su zapato para no dañar la alfombra de la sala de juntas.
  •    Con el más reciente, unos cuarenta.- Respondí automáticamente como si hubiera hablado con alguien de mayor rango que yo.


Antes de que preguntara sobre mi rango, donde serví, cuanto tiempo y en que me desempeñe, le conteste que viví en los Emiratos Árabes con mi madre y su familia, generaciones de soldados. Fui vice-capitán y trabaje en conjunto con la policía militar americana y que todo comenzó gracias a estudiar   en la universidad militar cuando tena diecisiete años.

  •      Por eso su apellido Zafhaet y que lleves en el país cinco años. Tienes treinta y cuatro, debes haberte graduado a los veintiuno, las especializaciones son unos tres años y otros cinco años en la “línea del deber” o menos, no tienes pintas de ser alguien que guste viajar.- Ya nada me sorprendía de ese hombre, aunque si viaje por un año.- No, quizás un año de viajes. Lo más importante, si estás aquí probablemente trabajaste en inteligencia con títulos relacionados con computadoras y administración, aunque debiste haber ayudado en muchas ocasiones para llegar a ser vice-capitán. Entonces ¿Quién cree que fue? No fue usted y hay muchos casos probables, Leo dice que tenemos tres sospechosos y a quien sería el asesino si lo confirman las evidencias o usted ¡OH! Disculpe, Leo es mi asistente.
  •      A ver, Irene no tiene motivos por lo menos no hasta ahora, ni personales, ni por trabajo, no se vio en cámara y fue porque la mandaron directamente de la oficina de recursos humanos avisarme que querían verme, tampoco creo que haya sido alguien de recursos humanos a menos que Paula la ex amante del jefe llegue de un salto a la ventilación ya que las ventanas no abren y tuvo que estar escondida o aparecer de repente, pero no había huellas de pisada ni objetos movidos que funcionen como escalera para subir, quien lo hizo tuvo que esperar a que estuviera en un posición con el cuello expuesto, probablemente reclinado hacia atrás con las manos detrás de la cabeza, debieron haber abierto la ventilación y sin bajar inmediatamente cortaron el cuello, los más probable y que tienen mayor movilidad en todo el edificio son los de paquetería, busquen a alguien atlético o flexible, alto y delgado, en ese caso, sería “Yohana” otra ex amante de quien se dice que antes era hombre, el rumor fue esparcido por el jefe cuando supuestamente lo rechazo al mes. En ese caso también podría ser Nina Cheng o al menos su hijo, bastardo del hijo del jefe a quienes nunca ayudaron económicamente y se dice que tienen retenida para que siga trabajando, el viene a ayudarla de vez en cuando, debe aparecer en las cámaras de la entrada, su hijo tiene unos quince o dieciséis y entra en la descripción necesaria. Tienen motivos muy personales, el tiempo para planearlo, y cuando llame no a seguridad debieron haber cerrado el edificio, si buscan y no aparece en persona o en de salida en las cámaras fue el. Debió haber bajado por el ducto hasta la parte de atrás del edificio y de allí salir.

  •      Leo ¿Escuchaste? ¿Eso explica lo que vimos en el ducto de la parte trasera y el chico asiático que vimos salir disparado en bicicleta cuando íbamos llegando?
  •      …
  •     Carlo, debo decir, que si tienes razón, debiste trabajar algún día conmigo. Mientras tanto quedas detenido por asesinato o complicidad. Es imposible que solo con chismes de doñas hallas creado toda esa deducción, que si tuvieras no te encontraras trabajando en una empresa como esta en contabilidad, ahora, la única manera es que conocías los planes o siempre fuiste tú quien asesino a Maximo, tu jefe.


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