Animales salvajes
Tu mente flaquea solo al pensar en los centímetros de entre
pierna que ya conoces de punta a cabo. Vuestra cintura alegre como cachorro no vacila
en agitarse una vez más gracias a mi persona.
Si bien podríamos cambiar la rutina soy amante de algunas
rutinas. Como agitar de improvisto mi cuerpo para llenar cada rincón de tu útero.
¿Recuerdas como fluía tu intimidad por
eso? ¿Se te hace agua a la boca en solo
pensar en mis pequeños juegos?
Primera ley, seria masajear indecentemente tu sexo. Amo tu
cara de niña inocente. Aunque no lo eres… Ya no. Segunda ley, seria ver saciar tu sed de
virilidad. ¿Acaso imaginas que es una paleta helada? Golosa…
Tu mirada, tu piel, tus cabellos, tu boca… Estas hecha una
fiera, y solo quieres consumir carne y placer. Te abalanzas sobre mí en aquella posición
muy bien conocidas por nosotros; solo anhelando una sola cosa.
Sujetas mi miembro y lo diriges hacia su tumba.
Gustoso de hacer un recorrido a lo “Cirque du soleil”.
Arrancamos con piruetas, saltos mortales y por ultimo magia. ¿Ya recordaste?
Adoras eso trucos sucios.
Me encuentro tendido sobre la cama, mirando tu espalda
mientras mueves insanamente tus caderas hacia delante y atrás. Tomo vuestros
brazos, los llevo a tu pecho, con mis piernas ajusto y nivelo las tuyas. Dejo
que una de mis manos se escape; deslizándome por tu vientre solo puedes morder
tus labios. Ya sabes que jugarreta sucia cual prestidigitador usare.
¿Clítoris? ¿Labios superiores? ¿Por qué no ambos?
Mis caderas a toda máquina al son de la batuta imaginaria que
balanceaba en aquella mano. Gemidos tras gemidos, ambos estábamos en aquella
delgada línea donde termina el placer y el agotamiento nos acogía.
“Acelera, acelera” “No te detengas, que no se te ocurra” Solo
llenaban mi oídos de miel, dulce y placentera.
Solo me basto rosar con más intensidad y cambiar a
movimientos circulares, mover con más intensidad, que quien diablos de donde
saque tal fuerza, mis caderas llenas de desesperación.
Solo quedaban unos cuantos segundos más de agonía lujuriosa y desesperación apasionada. Te retorcías, agitabas, chasqueabas y goteabas.
Llegaste en primera posición en nuestra pequeña carrera.
Detrás se encontraba mi persona. Con un rápido y abrupto
movimiento deslizo fuera de aquella fosa
mi sexo.
Perdóname por la ducha, amor.
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