Pericias nocturnas III (Final)

Agitando tu melena y acompañada de una sonrisa pícara, descubrí que accediste nuevamente ¿Qué posee este humilde servidor que enloquece tu mente y tortura tú sexo? Me acerco lentamente a nuestro catre que vio ser reescrito el Kama Sutra.  Mordías tu labio inferior, tu mirada no se apartaba de mi torso ¿Qué es ese sonido? ¿La tetera? Nos dio igual…

De rodillas, sumisa, no pronunciabas palabra alguna.  Nunca supe en que momento aprendiste a mover tan promiscuamente tu cuello y mano simultáneamente. Te limitabas a probar y degustar. Picara, niña. Te limitabas a mirar mis ojos y comer… Buen provecho.

Jadeante, agotado pues mis músculos no paraban de tensarse, me derrotaste en mi juego. Por lo que veo tenías un as bajo la manga. Tragas fuertemente, me arrojas a la cama. Fiera ¿De dónde has sacado semejante fuerza?

Imitando al arco del triunfo separaste tus piernas sobre el medio de mi ser. Bajando, bajando… dentro. Fue hoyo en uno en este pequeño terreno de mini golf. Tus manos sobre mi pello, trataban de arrancarme el corazón o tal vez fueron los pulmones, no lo sé. Tus caderas pronunciaban con énfasis mi nombre ¿Me recordáis, no?

Tus gemidos solo entonaban el canto que tus caderas permitían, cual director de orquesta dirigiendo la orquesta de su vida. En tu cara solo se observaba la frustración y deseo inagotable.

Algo parecido a una convulsión me alerto de que tu cuerpo perdió esta ronda y gracias a mí, la siguiente; te tome con tomas mis fuerzas colocándonos pecho a pecho, mientras mis caderas aceleraban el paso y al final el golpe maestro.

 ¿Creías que me vencerías? Tendrás más condiciones para soportar por tu hermosa fisiología de mujer, pero el de las ideas, y al final, tu verdugo.

Tu mente nublada, cuerpo húmedo de tanto sudor seductor. Creo que al final solo viviste en mi cama y mente; solo puedo esperar que al igual que pensaste, esto no sea solo un sueño o delirio de cama. Así que para terminar decidí complacernos a ambos. Girando tu cuerpo delicadamente, coloco tu ser casi desfallecido boca abajo. No puedes apartar la mirada de nuestro reflejo en el espejo de aquella habitación, que aun siendo de día permanecía en la penumbra.

Convertido en Moisés por 10 segundos surco tu cuerpo y separo tu intimidad, dividida, acuosa. Solo te limitaste a morder con cariño  aquella almohada que observo como buen voyerista, pues sentiste empatía… querías ser ella.

Sudor, vapor en el aire, combinación de sonidos guturales que manifestaban éxtasis. Buena imagen para un final, un final perfecto. Solos los 2; el pudor quedo extinto. Quedamos convertidos en simples animales sin conciencia llevados por la lujuria y sensaciones nuevas.


Lo lamento jefe, lo lamento madre, lo lamento Dios, pero hoy es otro día que pasare sin comunicación y ausente de todos ustedes. Y valdrá la pena. 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Monologo de Mr Hyde (Breve delirio, locura y amnesia: Parte 2.5)

La madrugada de la locura

Breve delirio, locura y amnesia ( Parte I )