El bosque de los sueños
-
¿Pat?-.
Abrevie lentamente mientras suspiraba.
Es sorprendente cuando puedes observar cosas de maneras
distintas; un sentimiento abrumador y fatiga de soledad son alguno de los síntomas.
Poseo el pequeño hobby de observar silenciosamente a las
personas que me rodean, imaginar y acertar lo que están pensando, que harán y
como se comportaran en momentos determinados
de su vida. Esto conlleva también un pequeño don. Poder ver 30 minutos antes de
la muerte de cualquier persona.
Bicho raro, anormal, freak y otros elocuentes pero faltos de
carisma “insultos” que me otorgan en el colegio. La mayor duración en conversación
que tuve con alguien hasta ahora, fueron con los matones mientras vociferaban amenazas
para obligarme a hacer sus deberes.
Todo eso fue hasta el día que conocí a Pat, algo masculina,
un poco turbia… fue amor a primera vista dirían algunos. Entablamos una gran
amistad y nos ayudábamos a enfrentar a los matones. Era asombrosa.
A finales de invierno decidimos entablar una expedición al
bosque, solo para distraer nuestra mente de las vacaciones. -10º ya empezaba a
calentar aquí en Rumanía. Camisa, sudadera, chaqueta de cuero, solo eran parte
de nuestro atuendo del día.
Decidimos partir luego de encontrarnos en el café del pueblo
para planear nuestro viaje.
Partimos, paso a paso la emoción de desconectarnos de todo y
todos nos embriagaba en exceso. Hablamos de su vida antes de llegar al pueblo y
¿Por qué no? De mi don.
Al principio no me creía aquello y decidimos experimentar a
los adentros del bosque.
-
¿Observas aquella ardilla? ¿Puedes ver como
mordisquea lo que detiene entre sus manos? ¿Puedes ver al búho?-. Mencione sin
la más mínima intención de que entendiera.
-
Sorprendida, exclamo-. ¿De qué hablas Rot?-. Se
miraba en sus ojos el desconcierto.
-
5, 4, 3, 2, 1…
Un búho salió de la nada y con sus garras capturo a la indefensa
ardilla.
Sus graciosos, pero hermosos ojos se iluminaron
completamente de asombro. Y tristeza. ¿Cómo
lo has hecho? Pregunto sin vacilar.
-
Okey, que hayas adivinado eso no significa que
poseas un don; posees una visión más potente… solo eso-. Mascullo sin lograr
aceptar aquello.
-
Sigamos caminando-. Sugerí de improvisto.
Aproximadamente una hora y cuarenta minutos fueron
necesarios para toparnos con otra causalidad de la vida.
-
Aquellos
lobos, ¿Los ves?-. Ella volvió a dudar.
-
Si, ¿Llegara Godzilla a devorarlos?-. Reímos
unos instantes.
Comente que una de ellos se encontraba enfermos, ella
suspiro y menciono que se notaba a leguas. Creía.
-
Esperemos unos ocho minutos-. Anonadada me miro
unos instantes.
A pasar los ocho minutos, observamos como los otros miembros
de la manada comenzaron a atacar a su igual caído, todo en señal de acabar con la
agonía de su compañero. Me comenzó a abrazar mientras hundía su rostro en mi
pecho para no ver aquella masacre. Tape sus ojos mientras susurraba a su oído “por
favor, ahora tapa tus oídos”. Aquello para poder llevarla lejos de todo eso.
-
Te creo, te creo…- No volvimos a hablar del tema
durante unos minutos.
De pronto comencé a sentirme extraño, las náuseas invadieron
mi cuerpo. Caí de rodillas, pues el mareo me obligo a descansar unos instantes.
-
¿Qué sucede?-. Pregunto ella con aquella mirada
tierna de preocupación.
-
Nada… nada-. Acto seguido mencione-. Solo ha
sido un bajo de azúcar.
Luego del pequeño susto pretendimos continuar nuestro
regreso a casa. El frió comenzaba a templar cada hebra, célula y líquido
corporal. En nuestro pequeño camino a casa decidimos tomar un atajo por el lago, nos
ahorraba veinte minutos y eso nos favorecía mucho.
-
¡A QUE NO PUEDES ALCANZARME!-. Vociferó a todo pulmón
mientras corría delante de mí.
Acelere la carrera y sobre pase por mucho a Pat. Luego de
unos instantes no podía percibir su jadeo y el sonido de sus pasos.
-
¿Pat? No estoy para juegos.- Algo en mi sabía
que estaba mal mientras paladeaba aquellas palabras.
> Vamos Pat, dejémonos de juegos ya, no es divertido ¿Dónde te escondes?.- La ira y el miedo me invadían por acordes iguales.
> Vamos Pat, dejémonos de juegos ya, no es divertido ¿Dónde te escondes?.- La ira y el miedo me invadían por acordes iguales.
Comienzo a caminar sobre mis propios pasos, el miedo me
intrigaba y el comienzo de la noche no ayudaba a mis ojos. ¿Qué es eso? ¿Pat?
Una figura negra yacía tendida unos cien metros delante de mí.
-
¿Vamos, Pat, despierta… que te sucede?-. Mi voz
temblaba y no podía evitarlo.
Un fuerte sacudón me saco de esa leve alucinación.
-
¡ROT! ¡ROT! ¡VAMOS, NO ME ASUSTES DE ESA FORMA!-
Pat gritaba algo agitada.
Ella estaba bien. Me encontraba algo confundido, pero no
tarde en comprender que mi “don” por unos instantes se había convertido en maldición.
-
Vamos Rot, alcánzame si puedes...
Comentarios
Publicar un comentario