Cuatro caminos

Polvo, vereda, cruces de tierra sin pavimentar; solitarios días de sol y vientos tan secos y calientes como el infierno mismo. 
Pensando con mi botella de whisky barato a medio tomar y mi mejor caja de cigarrillos me propuse a componer la mejor música del mundo. Los colgantes se agitaban como enfermo de epilepsia y las puntas de los arboles bailaban con las notas escupidas de mi guitarra.
Crujían ventanas, pisos y huesos, todo el que miraba sonreía y seguía su destino con un leve contoneo de cadera producido por aquellos sonidos.
Pronto, forzado por fuerzas mayores, solo interrumpí mi guitarra al unísono del viento que susurraba en mis oídos “-basta"-. La inspiración abandono mi cuerpo y ni la peor borrachera o desamor pudieron traerla.
Los años pasaban, las cuerdas agonizaban y la madera lloraba; mi fiel compañera no quería seguir más entre mis brazos, solo me levante de la mecedora, bebí un gran sorbo de mi trago de escoces, termine lo poco que quedaba del puro, para entrar a la casa rendido como boxeador que acababa de perder.
Hoy un rumor, rumor que me lleno de curiosidad y esperanza ya que prometía que recuperaría aquello perdido, o así decían las malas lenguas de entonces.
Cojo mi guitarra, taburete y botella de irlandés sin destilar para dirigirme al punto de encuentro con mi destino.
¿Recuperare lo perdido? ¿Es esto una locura de verano? ¿Acaso he perdido lo poco que me quedaba de cordura o sensatez?
Aquel lugar era una intersección en cruz donde la luna se acoplaba perfectamente en el centro. 1, 2, 3… la botella entera termino en mi vejiga, respire profundo, afine a mi amada, encendí un cigarrillo y me dispuse a conseguir inspiración en medio de aquella noche de luna llena.
No sentía frío, no sentía dolo en mis dedos por tocar tan fuerte y por tanto tiempo, solo sentía un escalofrió recorriendo mi espalda como águila casando alguna serpiente y mi mente solo pensaba en que no estaba funcionando lo que oí de aquellas viejas chismosas.
De pronto ¿Aplausos? ¿¡Ja, tan rápido me he vuelto loco!?

-Bravo, conque dime Robert… ¿Estas son horas para buscar inspiración en un lugar te desolado?
Todo se acallo a mi alrededor, solo el aire emitía sonido, sonido muy parecido al que trae una tormenta. Solo podía ver delante de mí a un anciano  decrepito pero con temple de hombre cobre repitiendo aquellas palabras.
-¿Quién eres anciano?-. Disimule mi ignorancia sureña.

-Hijo, tengo tantos nombres que solo te haría perder el tiempo-. Luego de toser prosiguió. -Solo llámame Damian, yo solo estoy aquí para entregarte lo perdido a cambio de tu alma… 


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